martes, 16 de julio de 2013

Sombras

Hay muchos demonios que se esconden en las sombras, asegurándose de que lo peor que pueda ocurrir sea lo que pase.
Sientes cómo a cada segundo que pasa unos tentáculos invisibles estrangulan poco a poco tu corazón. Te cuesta respirar, como si el aire estuviera envenenado por su esencia, su imagen, sus palabras... esas palabras que nadaron desde sus labios hasta tus oídos como si fueran una sinfonía compuesta de piezas cada vez más complejas. Las mismas que te confundieron, e intentaste descifrar una y otra vez reviviendo ese momento en tu mente, como si fuese una película. Esos labios. Casi puedes palpar ese momento en el que soñaste con los ojos abiertos mientras contemplabas su rostro que te acercabas a ella y cerrabas el pacto que tanto ansiabas formular con la unión en sintonía de vuestros labios en eso que tantos conocen como beso. Sin embargo, en lugar de eso le ofreciste una sonrisa aunque lo más probable es que tus ojos te delataran. Quizás lo único que deseaba es que te inclinaras hacia ella y le robaras por un momento esos labios que muchos otros ya habían deseado mucho antes. Pero la duda de que no fuera así se acercó como una sombra traicionera que se interponía entre tu corazón y el valor para dar ese paso. No estaba ni a medio metro de distancia, pero era como saltar de un lado a otro en un gran valle sin tener la certeza de caer en suelo firme o por el contrario hundirte en las profundidades del rechazo. Sólo ella puede darte las alas necesarias que te permitan salvar la vida y la insapiencia de eso te desquicia. El que no juega no gana, según dicen, pero habiendo tanto que perder, por mucho más que haya que ganar, ¿hay alguien capaz de saltar al vacío esperando volar cuando está en manos de otra persona ponerle las alas?

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