miércoles, 9 de mayo de 2012

El abismo


Siento que me desvanezco, que nadie oye mis gritos de sufrimiento, nadie ve mis ojeras, ni mi ropa ensangrentada por todas las veces que me he caído, intentando escalar de vuelta al mundo en el que viví en un principio, y no caer a la nada, no caer al abismo. Oigo las voces de ellos, gente que no le importo, que no podía importarle menos. Muchos me empujan para que caiga, y no vuelva más, pero soy fuerte. Siento cómo añaden más y más peso a la carga que ya llevo en los hombros, es casi insoportable.
Empiezo a ver cómo mi fuerza me deja, me mira y me abandona y sucumbo al dolor. Caigo de rodillas, y dejo que todas cargas que llevo atadas rueden cuesta abajo y me lleven con ellas a la nada. No. No puedo rendirme, pero no puedo seguir así. Bacilo al intentar levantarme...algo raro pasa. La presión de mis hombros se reduce, y me ayudan a levantarme, unas manos entralazan sus dedos con los míos. Eras tú, mi salvación. ¿Por qué has tardado tanto en cruzarte en mi camino?

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