miércoles, 9 de mayo de 2012

Nada

Te observo desde lejos. Ya no me miras, ni me hablas. Ya no soy nadie para ti, aunque, quizás, nunca lo fui. Me das la espalda. ¿Cómo hemos acabado así? Te alejas, y no puedo hacer nada. Me alejas, y no puedo hacer nada.
Intento acercarme, pero sólo consigo que te vayas más lejos. Siento que me faltan fuerzas. Quiero seguir, por lo menos, parte de mi quiere, pero mi orgullo me lo impide. Te sigues alejando. No eres quien pensé que eras. Creí que te importaba, pero todo eran mentiras, sólo mentiras.
Recuerdo cómo te acercaste a mi, cómo te hiciste necesaria, y ahora veo cómo me dejas, aquí sola y tirada. No sé qué hacer ya.
Decido correr e intentar alcanzarte, no aguanto más, aparto mi orgullo y llamo tu nombre, pero no me escuchas, o no me haces caso. Consigo alcanzarte, y ahí sigues, de espaldas. Te doy la vuelta, para decirte lo mucho que te necesito...pero algo va mal. Esta no es tu cara. Por lo menos, no la que conozco. No están tu ojos tan comprensivos, tan cristalinos, que parecían reflejar tu honestidad, ni tus labios, que parecían besar el aire al hablar. No entiendo nada, y me quedo helada. ¿Qué ha sido de la chica que creí conocer? ¿Qué nos ha pasado?
Me falta el aire. Me mareo, y me caigo. Pero no te importa. Me das la espalda otra vez, y te alejas, como si fuese una extraña. Como si nunca hubiera pasado nada.
¿A caso no ves el daño que me haces, lo que me duele perderte? No te importa, ni un poco, nada. Nunca lo ha hecho. Quiero levantarme, e ir detrás de ti a recuperar a la chica que creía conocer, estaba ciega pensando que todavía se ocultaba tras esa mirada, tan azul y tan fría, pero mi cabeza consigue convencerme. La chica de los ojos cristalinos no era más que una ilusión, la de la chica de mis sueños. Esto es la realidad. Y aquí me quedaré, tirada, hasta que aparezca alguien que camine a mi lado, no como tú, siempre un paso por delante.          

No hay comentarios:

Publicar un comentario