El aire baila entre esas curvas,
tan perfectas que la vista se nubla.
Quién pudiera caminar sobre esos labios.
Quién pudiera terminar este verso,
pero nada es tan perfecto en nuestro universo.
Nada se asemeja a la humedad de tu lengua,
y por ello te ruego una tregua.
En nombre de quienes queremos explorar esa boca.
Con su sedosa apariencia,
me mira, sigilosa.
Esponjosa.
Cautelosa.
Temerosa de quien pueda venir,
sabes que esos labios no deben sufrir.
Se me insinúan vagamente.
Mi ser se resiente,
actúo inmediatamente,
vaya a ser que por la tardanza,
me deje aquí sin la esperanza
de rozar esos labios.
De sumergirme en tu boca.
De recorrer es lengua.
Olvidar el pasado,
sentir el presente.
Volar mentalmente.
Olvidar qué se siente
cuando algo va mal.
Olvidar qué se siente
al llorar.
Flotar entre versos.
Saborear cada beso.
Sentirse infinito,
en un mundo de muertos.
Correr por el campo,
siguiendo tu canto
y parar sólo
cuando te quedes sin aire,
para salvarte la vida
como salvaste la mía
cuando me miraste aquel día
y volamos.
Como nadie.
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