miércoles, 24 de abril de 2013

Ceniza.

Hay días en los que deserías cerrar los ojos y despertarte en unos años, cuando todo ya haya pasado. Días en los que el fino techo que has conseguido construir entre tu cabeza y el caos que hay en tu vida se derrumba, y te aplasta.
Tus brazos ceden, no pueden seguir aguantando tanto peso. Simplemente se desploman, dejándote sin poder caminar si quiera. Por mucho que hayas intentado sujetarlo todo, te puede.
Aguantarás un tiempo, ¿cinco meses, un año, tres años? Quizás más, pero siempre acabará pudiendo contigo, consumiéndote lentamente, como si se tratara de un fuego consumiendo lenta y dolorosamente un trozo de madera. En algún momento tendrás ocasión de apagar el fuego, pero habrá una parte de ti que se habrá reducido a cenizas. Nunca serás quien fuiste antes de todo esto, y lo peor es que eso tampoco te importa demasiado.

sábado, 20 de abril de 2013

Vacío

"Sólo falta un poco más" piensas mientras tus manos y tus pies se coordinan sabiendo que cualquier paso en falso puede significar tu muerte. Es lo que tiene escalar montañas tan peligrosas.
Parecía segura cuando estabas abajo, pero al ir subiendo, te vas dando cuenta de que no es así. No quieres algo fácil, pero tampoco quieres caer al vacío.
Recuerdas aquel día, en que la viste por primera vez. Pensaste que nunca habías visto nada igual, y que ella tenía que ser tuya. Recuerdas la primera vez que sentiste su aroma encima de tu cuerpo, y podiste sentir con tus manos cada centímetro de su piel, sin darte cuenta el peligroso acantilado que en realidad era. Te enganchaste a su ser de una forma de la cual no debiste, y ahora estás atrapada, sin poder bajar de la montaña. Bajar habiendo llegado hasta ahí significaría haberte rendido, y estás segura de que si consigues llegar arriba, todo este tiempo no habrá sido en vano. Es imposible bajar cuando sólo quieres más, y esperas lo mejor de ella. Ya no te importan las condiciones en las que esto sea. Da igual que nieve, que se te congelen los dedos o te quedes sin aire. Lo único que deseas es que ella te quiera igual que tú a ella. Pero eso no va a pasar. Y no será porque tú te resvales, o pongas mal un pie o una mano. Ella se derrumba, y te aplasta. Caes al vacío sin poder evitarlo, sin poder hacer nada al respecto. Todo por un capricho suyo. Pensabas que querías subir la montaña, pero en realidad te estaba consumiendo. Todo lo que hacías era por y para ella, tú ya no eras importante.
Durante la caida piensas en lo bonito que parecía todo cuando estabas abajo, y lo horrible que fue según ibas subiendo. Empeoraba gradualmente, por lo que fuiste acostumbrándote sin darte cuenta a soportar cosas que realmente no tenías por qué aguantar.
El golpe es duro. Pero lo más doloroso será volver a caminar lo suficiente como para encontrar otra montaña que parezca digna de escalar.

lunes, 8 de abril de 2013

Incesto

Querida tú,
Te escribo esta carta sin decir tu nombre porque seguramente sabes perfectamente quién eres.
Quería decirte que te has convertido en una de esas personas de las que te dicen "Ven, te prometo que no va a pasar nada." Y voy, sabiendo perfectamente que no va a pasar nada, porque tú me estás protegiendo. Me gustaría decirte que eres una de mis personas favoritas en el mundo, y que sería capaz a tirarme horas observando tu rostro, deseando que dibujes esa sonrisa tan perfecta tuya. Digas lo que digas, eres preciosa, y nada ni nadie puede cambiar eso, con tu cara de muñeca (aunque tu mente sea más bien de muñeca hinchable) tu baja estatura, y tu no esqueleto. No necesitas ser un palo para ser hermosa, te lo repetiré toda tu vida si hace falta, y si te hace falta, también comeré pizza contigo hasta sangrar queso y salsa de tomate.
Es raro escribir una carta en este blog tan enfocado a otro tipo de escritos, aunque la Oda a la Regla cambiara esa estética tan melancólica y romanticona que tenía.
Quiero recordarte que pase lo que pase estaré a tu no lado, ya que ahora me encuentro en el culo del mundo y me sea imposible estar ahí como te mereces, y te protegeré de todo imbécil que tenga la mera intención de hacerte daño. Si pudiera, no dejaría que absolutamente nadie te hiciera daño, y sólo conocieras las lágrimas de felicidad, no las que secan tu cuerpo llenándolo de penas.
Por encima de todo quiero que seas feliz, y sepas que soy tu "pequeña gran [Introduzca mi nombre aquí]" y lucharé por todas las sonrisas que puedas darle al mundo, y por todas las risas que puedas regalar a mis oídos.
Ojalá fuera capaz a decirte todo lo que quiero decir en una sóla carta, pero te tirarías media vida leyendo, así que pongo fin a esta carta sin ser el fin de todo lo que eres para mi.
- Yo
Pd: Te quiero, incesto.

viernes, 5 de abril de 2013

Tus labios.

El aire baila entre esas curvas,
tan perfectas que la vista se nubla.

Quién pudiera caminar sobre esos labios.
Quién pudiera terminar este verso,
pero nada es tan perfecto en nuestro universo.

Nada se asemeja a la humedad de tu lengua,
y por ello te ruego una tregua.
En nombre de quienes queremos explorar esa boca.
Con su sedosa apariencia,
me mira, sigilosa.
Esponjosa.
Cautelosa.
Temerosa de quien pueda venir,
sabes que esos labios no deben sufrir.

Se me insinúan vagamente.
Mi ser se resiente,
actúo inmediatamente,
vaya a ser que por la tardanza,
me deje aquí sin la esperanza
de rozar esos labios.
De sumergirme en tu boca.
De recorrer es lengua.
Olvidar el pasado,
sentir el presente.
Volar mentalmente.
Olvidar qué se siente
cuando algo va mal.
Olvidar qué se siente
al llorar.
Flotar entre versos.
Saborear cada beso.
Sentirse infinito,
en un mundo de muertos.
Correr por el campo,
siguiendo tu canto
y parar sólo
cuando te quedes sin aire,
para salvarte la vida
como salvaste la mía
cuando me miraste aquel día
y volamos.
Como nadie.