domingo, 7 de diciembre de 2014

La inspiración huye de mi
últimamente,
como huyo yo
de tu recuerdo.

,

Me declaro culpable,
señoría.
Permita que sonría.
Me preguntaba
si usted,
alguna vez,
se ha mirado al espejo
mientras está de espaldas
cuando la observo
con cara de idiota enamorada
o tonta
como prefiere decir.
Señoría,
usted me juzga,
estoy a sus manos,
a sus pies.
La decisión es suya.
Yo me declaro culpable
de todo cuanto se me acusa.
Admito:
pensarla en cada momento
sentir un terremoto al verla
desear acariciar su cabello
hasta que se quede dormida
y observar su monótona respiración
entre mis brazos.
No necesito abogado,
ni juicio,
ni jurado.
La necesito a usted,
señoría,
para que me juzgue como considere oportuno
y me condene
por tiempo indefinido.
A su lado.