domingo, 7 de diciembre de 2014

La inspiración huye de mi
últimamente,
como huyo yo
de tu recuerdo.

,

Me declaro culpable,
señoría.
Permita que sonría.
Me preguntaba
si usted,
alguna vez,
se ha mirado al espejo
mientras está de espaldas
cuando la observo
con cara de idiota enamorada
o tonta
como prefiere decir.
Señoría,
usted me juzga,
estoy a sus manos,
a sus pies.
La decisión es suya.
Yo me declaro culpable
de todo cuanto se me acusa.
Admito:
pensarla en cada momento
sentir un terremoto al verla
desear acariciar su cabello
hasta que se quede dormida
y observar su monótona respiración
entre mis brazos.
No necesito abogado,
ni juicio,
ni jurado.
La necesito a usted,
señoría,
para que me juzgue como considere oportuno
y me condene
por tiempo indefinido.
A su lado.

sábado, 11 de enero de 2014

.

Los días pasan lentos, casi como un niño goloso a quien sus padres le dan un caramelo diario e intenta que dure el máximo tiempo posible. Todos los días son iguales, un día se despierta, se lava los dientes, coge sus cosas y se va al colegio, para jugar a lo que sea al volver yéndose a un mundo sólo conocido por ella misma. Al día siguiente, cierra los ojos y desea con todas tus fuerzas "No quiero crecer, quiero quedarme así para siempre." e inocentemente piensa que así será. Pero pasan los días.
Una mañana, tras despertarse y lavarse los dientes, se da cuenta de que lo importante ya no son las muñecas, ni quién a encontrado más gusanos en el barro, ni quién se ha caído más veces, sino que lo que empieza a tomar protagonismo son los demás. Cuántos amigos tiene, si son iguales a ella o son más divertidos, si tienen muchos amigos... Que si le gusta un chico, o una chica aunque ella sabe, o piensa según todo lo que ha visto que si le gusta una chica, está mal.
Sin darse cuenta, en vez de dirigirse al colegio, una mañana tras levantarse y lavarse los dientes se dirige al instituto, donde lo único que importa es ser la mejor, la que todos quieren ser o al menos con la que todos quieren estar, sin pensar en que en algún momento va a terminar todo, porque siendo muy pequeña deseó no crecer y olvidó que pasaban los días al empezar todos igual.
Una mañana, abre los ojos y mira a la nada atrapada en sus sentimientos, que si se ha enamorado, si ya no la quiere nadie, que si se siente inútil, y lo peor, ha llegado el momento de ser mayor. Sin saber cómo, como si hubiese cerrado los ojos muchos años antes y al abrirlos se encontrase en ese momento tan desorientada como lo estaría si aún fuese esa niña, como si aún tuviese ganas de soñar, como si aún no tuviese miedo de encontrarse con el exterior, como si el roce del viento la desintegrase.
"¿Qué será de mi?" Pensó.

jueves, 9 de enero de 2014

Esta noche

Esta noche,
Como cada noche,
Te dedico unas palabras
Sencillas.
Esta noche, 
Como cada noche,
El sueño se resiste a venir y me deja a solas
Contigo.
Esta noche,
Como cada noche, 
me persigue un rostro,
unos labios,
unos ojos
Los tuyos.
Y como cada noche
Desde que existes
O que yo existo
Ya que no recuerdo un tiempo antes de ti,
Observo la noche
Las estrellas
La nada
Un todo
Sola.
Sin ti.

martes, 5 de noviembre de 2013

El eterno actor secundario

Cada día. Cada día cuando me despierto intento encontrar las fuerzas necesarias para decirme a mi misma "Hoy será un buen día." igual que cada día, pero nunca lo es. ¿Qué pasa cuando sientes que cada persona que te mira ni siquiera sabe realmente quién eres? Como si fuera el personaje que aparece detrás, en una esquina, que no tiene ni diálogo ni importancia en la historia, cuya voz sólo se escucha cuando se escuchan las de todos, y ni siquiera entonces se entiende realmente lo que dice, y a nadie le parece relevante.
Intento ser una más, pero no puedo. Sé que no soy como todos, aunque no acabo de descubrir qué es lo que me hace tan diferente, tan inusual para la mayoría. Ni siquiera entiendo por qué tengo tanto miedo, pero la mano invisible que ejerce presión en mi cuello sigue ahogándome cuando otros ríen a mi lado. Quizás ni me hayan visto, no lo descarto con lo invisible que soy para todos, pero parte de mi está aterrorizada por seguir siendo esa chica que no le importa a nadie y de la que todos tienen derecho a burlarse. Con los años, a mi ha dejado de importarme todo, pero, no consigo vivir aislada. Odio estar sola, pero no tengo una salida. No tengo un sitio donde estar, ni que sea mío.
Muchos dicen estar solos cuando tienen tanta gente a su alrededor que es imposible no escuchar sus risas desde cualquier parte. Muchos dicen que no salen cuando tienen mil fotos borrachos en un parque. Pero no he visto a nadie encerrado cada día en su habitación, a solas consigo mismo, cada instante, en el interior de un gran desconocido.

sábado, 12 de octubre de 2013

El precio de la vida

El esfuerzo que hacía por respirar era ya exiguo. Cada músculo de su cuerpo se hallaba compungido. Pensaba en ese momento que jamás, si sobrevivía, se perdonaría semejante necedad, pues no sólo ella había resultado herida, su compañera de vida y viaje había cerrado sus ojos, esos ojos que antes brillaban por su sagacidad, y los había cerrado para siempre. "Debí haber reaccionado antes" pensó recordando el instante en que un ruido sospechoso seguido de un grito espeluznante la había paralizado impidiendo su huida, motivo por el que su pequeña no se había ido. "Jamás te dejaré sola." Recordó que siempre le decía con esa voz tan armoniosa. Echaría tanto de menos su carácter, tan arisco y dulce a la vez, la forma en la que hizo desaparecer su cicatería convirtiéndola en una mujer mejor. Su manera de protegerla de todo ser viviente que se acercase a ella con "malas intenciones", como solía decir. "¿Cuál habría sido su último pensamiento?" Siguió torturándose. "Quizás un "te quiero", quizás un recuerdo de alguna tarde juntas, o la primera vez que despertamos en la misma cama, ella con una sonrisa en los labios y yo con un beso en los míos. Quizás pensara en sus padres, esperando que su muerte le otorgase la absolución por no haber escondido quien era, ni a quien amaba. Quizás recordó su infancia, corriendo libre por un monte. Quién sabe." 
El aire empezaba a pesar más en sus pulmunes, y la sangre seguía brotando incansable de su vientre. Hizo un último esfuerzo para acercarse al cuerpo que empezaba a enfriarse que yacía con un corte profundo en el cuello, para aferrarse a su pecho sosteniendo su mano y acariciando su cabello. Le dio un beso en la frente, le cerró los ojos. "Gracias por todo." Susurró mientras la vida escapaba de su cuerpo al igual que las lágrimas y el hombre encapuchado con unos sucios billetes en la mano. ¿Es ese el precio de la vida? 

viernes, 13 de septiembre de 2013

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Cada día me levanto. Cada día me miro al espejo, y veo a alguien diferente. Hay días conozco a ese reflejo que me mira con ojos vacíos, otros, no sé quién me observa.